¿Sabes distinguir entre deuda mala y deuda buena?

Aprende qué es deuda mala y deuda buena y calcula tus gastos

Existen diferentes tipos de deuda. Siempre pensamos en algo negativo cuando oímos este concepto. Pero no siempre es así. Si, también existe la deuda buena. ¿Sabrías diferenciarlas?

¡Échale un vistazo al post de hoy! Cuando acabes de leerlo este concepto habrá cambiado muchísimo, ¡ya lo verás!

Esto es lo que te vamos a contar

Hoy hablamos de DEUDA para gente normal. Es decir, vamos a hablar sobre deber dinero a otros, sean personas o entidades

Con este concepto, hay una tendencia general hacia lo que llamamos: “el posicionamiento en el extremo”. En otras palabras, puedes ser PRO de la deuda y tener cierta facilidad para “pedir prestado”, o bien puedes ser de esas personas que huyen sistemáticamente de la idea de “deber” dinero a otros.  

¿Y cuál de las dos opciones es mejor? Pues como suelen decir las madres: todas las cosas en exceso son malas. Y en este caso, tampoco se equivocan 🙂

Tipos de deuda según el propósito

Para ayudarte a decidir si te conviene o no pedir un préstamo en un momento dado, vamos a definir los 4 tipos de deuda que existen, desde el punto de vista del propósito, del por qué o del para qué: deuda por consumo, deuda hormiga, deuda de subsistencia y deuda de apalancamiento o inversión.

1. Deuda por consumo, ficcional o de "postureo"

La deuda por consumo es la que contraes cuando vives por encima de tus posibilidades económicas reales. Eso de ficcional, viene de “ficción”, ya que esta deuda la provoca el desear una vida ficticia, alejada de la realidad.

Por ejemplo, cuando adquieres préstamos personales y de consumo, o cuando usas las tarjetas de crédito para pagar cosas como: 

Lo que tienen en común estos bienes o servicios es que al pasar el tiempo pierden el valor, y no producen beneficio alguno, salvo la satisfacción momentánea.

2. Deuda hormiga

La deuda hormiga es la que acumulas prácticamente sin darte cuenta y van haciendo mella en tu economía doméstica. Este tipo de deuda viene desde distintos orígenes, como pueden ser:

En el post: cómo controlar tus finanzas hablamos largo y tendido sobre los gastos hormiga y cómo generar el hábito para reducirla y eliminarla. Muchos de estos gastos cuando son recurrentes, generan una deuda de este tipo.

3. Deuda de subsistencia

La deuda de subsistencia aparece cuando pagas gastos de necesidades básicas y del día a día, como por ejemplo:

Si no dispones de dinero para hacer frente a alguno de tus gastos básicos, como por ejemplo el alquiler, y solicitas un crédito para resolver la situación, estás adquiriendo una deuda de subsistencia.

4. Deuda de apalancamiento o inversión

Por último, explicamos la deuda de apalancamiento o inversión. En este  caso lo que haces es pedir un crédito para adquirir bienes que vayan a aumentar su valor o generar algún tipo de ingreso en el futuro. Entran en esta categoría:

Imagina que estás pensando en realizar una inversión en bienes inmuebles, y no tienes suficiente dinero para comprar la propiedad. Una opción es apalancarte y pedir parte del importe prestado con el objetivo de vender el inmueble después a un precio superior o bien recibir ingresos pasivos de la renta si decides alquilarlo.

En este ejemplo lo que contraes es una deuda de apalancamiento o inversión.

Tipos de deuda según el resultado financiero

A veces nos encanta poner títulos que asustan. Pero ya verás que es muy sencillo: lo que perseguimos con esta clasificación es saber simplemente si la deuda es buena o es mala. ¿A que así es más fácil?

1. Deuda mala

Es la deuda que te hace tener menos dinero. ¡Menudo titular!

Aunque teóricamente, por concepto, todas las deudas al ser saldadas te hacen tener menos dinero, esto no es del todo así.

A lo que nos referimos con “tener menos dinero” es que por el simple hecho de pedir prestado el dinero, cuando finalizas la devolución, el resultado de tus cuentas es peor que inicialmente. 

Vamos a ilustrarlo con un ejemplo:

Compras un vehículo pidiendo un crédito de 20.000€ a 60 meses, al 9,99% de interés (muy habitual).

Acabarías pagando por él una cifra total de 25.490,55 € de la cual 5.490,55 € son intereses. Has pagado un 27% más del coste del vehículo. 

Ahora vamos a incluir la variable de la depreciación o pérdida de valor con el paso del tiempo.

Según CARFAX de media un coche pierde un 60% de su valor durante los 5 primeros años. Es decir, el coche que has comprado con un crédito en 2021 de 20.000€, en 2026, cuando acabes de pagarlo, te habrá costado 25.500€ y su valor será de aproximadamente 8.000€, justamente tres veces menos. Habrás perdido con esta deuda mala un total de: 17.500€

Nos imaginamos lo que te pasa por la cabeza ahora mismo. No te preocupes, después vamos a hablar de la deuda buena, a ver si compensamos el desaguisado.

Por norma general, dentro de la categoría de deuda mala se encuentran deudas que ya conocemos: 

2. Deuda buena

Es la deuda que hace mejorar tus finanzas.

Cuando categorizamos las deudas según el propósito, hemos hablado de la deuda por inversión o apalancamiento. Parece obvio que este tipo de deudas entran automáticamente en este grupo de “buenas”, y así es habitualmente, aunque podría haber excepciones. 

Para mostrar un ejemplo de esta clase, te contamos un caso real. Se trata de una solicitud de préstamo, para iniciar un negocio de librería/papelería.

El crédito es de 20.000€, a devolver en 5 años, y tiene un interés del 5% anual. El interés es inferior al ejemplo del vehículo porque se trata de un préstamo bonificado para jóvenes emprendedores.

Al final de la vida del crédito se han pagado 22.645 € de los cuales 2.645,48 € son intereses.

En este caso, se paga un 13% más al cabo de los 5 años pero, ¿qué pasa mientras tanto?

El negocio consigue facturar una media mensual de 10.000 €, con un beneficio neto mensual del 8%. En grandes cifras, este negocio habría generado en beneficios al cabo de 5 años, después de impuestos, un total de: 48.000 €. 

Si le quitamos los 22.600 € pagados  del capital inicial más el interés, nos queda un saldo positivo de 25.400 € y un negocio fructífero con unos dueños muy felices.

Endeudarse o no, he ahí la cuestión

La respuesta a esa pregunta está en ti. Nosotros sólo podemos recomendarte que antes de tomar una decisión de tanto impacto como las de los ejemplos que te hemos propuesto arriba, investigues y estudies todo lo necesario para no cometer errores.

Lo más importante es que hagas tus cuentas y valores qué es lo que te va a aportar el contraer esa deuda. Si sólo es una satisfacción temporal, te recomendamos que esperes, que lo pienses un poco más. Quizá si puedes vivir sin ello, no sea tan importante.

Por otro lado, si crees que adquirir la deuda va a suponer un retorno mayor a la devolución de la misma, más la devolución de los intereses que genere, entonces seguramente debas aprovechar la oportunidad. 

En cualquier caso, debes meditar la decisión antes de tomarla y hacer algún cálculo. ¡No te lleves sorpresas!

 

Esperamos que te haya parecido útil. Si es así, siéntete libre de compartir este post. ¡Nos vemos en el próximo!

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